miércoles, 30 de julio de 2014

Cap 8: Corriendo en primera

Llaves del coche, documentos, su teléfono móvil, el teléfono que había aparecido misteriosamente en su cajón, dinero y un paquete de cigarrillos fue la lista de cosas que Azul recogió frenéticamente de su piso. Y por supuesto estaba Victor. Tras correr escaleras abajo se abalanzó hacia la calle y se dio cuenta de que se había vuelto a olvidar del paraguas. 
-¡Demonios! Ahora no voy a volver a subir a por él. Tendré que mojarme.
Tras mirar unos instantes la calle que recorría todos los días, encontró un coche que no había visto nunca allí y que por la respuesta que le dio a las llaves que llevaba, debía ser su nuevo vehículo. 

Días después, el sargento Calhoun de la policía se preguntaría qué hacía una pistola nueve milímetros encima de la cama del piso destrozado del señor Azul. Nadie en el bloque de pisos sabría qué contestarle a esa pregunta.

Azul llevaba unos minutos conduciendo cuando se dio cuenta de la estupidez de su situación. Estaba huyendo de dios sabe quién, con un niño que no era suyo y que cualquiera que hubiera leído los periódicos podría reconocer (y que por cierto no paraba de llorar), en un coche probablemente robado (¿alguien incluso se había tomado la molestia de instalarle una sillita de bebés?). Para colmo era imposible que pasase desapercibido un deportivo de color amarillo chillón que rugía como un millar de demonios cabreados (aunque hay que admitir que esto posiblemente se debiera a las escasas dotes de conducción de Azul que no había pasado de primera marcha en todo el trayecto).

Después de pasar por los estados de miedo, confusión e ira, ya estaba listo para decidir qué hacer. Aparcó en frente de una vieja tienda de jardinería en la que nunca había entrado porque no le atraían esas cosas.  El señor Rojo le había dicho que Azul ya no existía, pero eso no tenía sentido ya que él se seguía sintiendo Azul. Aunque esto ya era una razón para dudar de todo lo que le había dicho, se acordó de que también tenía unas instrucciones que le dirían qué hacer a continuación. Antes de poder ver qué había en el sobre, se sobresaltó cuando una mujer golpeó la ventanilla de su coche. Lo único que se le ocurrió decir a Azul fue:

-Yo te conozco…

1 comentario:

  1. El siguiente capítulo corre a cargo de Dani Osanz. Tienes hasta el martes que viene.

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