viernes, 29 de agosto de 2014

Cerrado por vacaciones

Aunque este cartel no es exactamente correcto, estos próximos días el Plan C va a estar cerrado por vacaciones. Concretamente, hasta que se terminen los exámenes de Septiembre que nos tienen locos ahora mismo a varios de nosotros. Pero no os preocupéis, ya que volveremos con fuerzas renovadas y nuevas ideas al comenzar el curso.Lamento haber dejado tanto tiempo desde la última publicación, pero surgieron algunos problemas técnicos (¿no parece haber siempre alguno de estos?) de modo que cuelgo el cartel ahora.
No son todo malas noticias, ya que aprovecho esta oportunidad para probar un pequeño experimento. Esta ronda la doy por finalizada, ya que el resto de gente que queda o bien está muy ocupada o bien no me ha sido posible contactar con ella, pero desde ahora hasta el día 13 de Septiembre doy la oportunidad para que todo aquel que quiera publicar algo lo haga. De modo que todo aquel que se haya quedado con ganas de escribir más o tenga alguna idea nueva sobre hacia dónde debería ir nuestro amigo Azul puede compartirlo estos días fuera de turno.
El día 15 de Septiembre, escribiré yo la continuación de lo último que haya sido publicado y seguiremos con el sistema de turnos que hemos ido usando hasta ahora. Hasta entonces, que os aprovechen estos últimos días.

jueves, 21 de agosto de 2014

CAPÍTULO 12: EL MALVADO SEÑOR DE LUC

Anochecía, y Azul no podía volver a su apartamento, tenía un niño llorón en brazos y la policía sospechaba de él. Se alegró cuando Luna lo llevó a un apartamento en una zona de la ciudad que él no conocía. Luna y sus aliados cuidarían de Víctor. Lo esconderían en el piso franco hasta que conocieran las intenciones del Director.
“Tú, no obstante, vas a tener que ir a los estudios, a la entrevista que ha concertado contigo el Director.”
De nada servía protestar. El Director ya había hallado otras veces a victimas escondidas y no habían acabado bien. Tenía más posibilidades de sobrevivir si le seguía el juego y superaba la prueba. Eso creía Luna, al menos. Además, había una posibilidad de que el Director hubiera cometido fallos en su plan, y la única forma de explotarlos era aceptando su reto.
“El Director es intocable. Tiene demasiados contactos e influencias como para poder acusarle directamente. Hasta ahora atrae víctimas a un estudio de televisión, les plantea una prueba que, según él, pueden superar, y les graba. Envía las grabaciones por un canal anónimo. Extraoficialmente, todos saben quién ha enviado el video. Oficialmente, nunca ha habido suficiente como para acusarle.”
Azul-Pedro Gómez, con identidad y cara postizas, fue al Estudio de Televisión temprano por la mañana. No había tenido una buena noche. No solo había sido el peor día de su vida, sino que no había ido a trabajar ni había hecho nada de lo que solía hacer, todo estaba desordenado en el piso franco…
Le esperaban en el despacho del señor De Luc. Había dos matones, probablemente armados, y un hombre, presumiblemente De Luc, en la mesa del despacho. ¿Sería este el infame Director?
“Bienvenido, señor Gómez. Le estábamos esperando. Por favor siéntese, empezaremos cuanto antes”.
Antes de que Azul pudiera protestar, el gorila de la corbata roja le obligó a sentarse, mientras que el otro cerraba las persianas. Unos fuertes focos se encendieron, cegándole. Entonces se oyó un clic, que anunciaba que una cámara había sido encendida.
“Tenemos ante nosotros a un nuevo concursante, el señor Gómez. Salude a la cámara, señor Gómez. Al señor Gómez se le acusa de haber secuestrado un niñito, a nadie menos que el pequeño e indefenso Víctor Rouge.”
Naturalmente, aunque Azul trató de responder que el criminal era el Director, y no él, su misterioso entrevistador siguió hablando.
“La policía sospecha de usted, y los Rouge pedirán su cabeza en una estaca. Ambos habrán enviado a sus hombres tras de usted ¿En que estaba usted pensando? No obstante, tiene usted una oportunidad para redimirse. Tiene 24 horas para devolver al niño a su hogar. Tiene una gran baza a su favor, y es que ni su nombre es realmente Pedro Gómez, ni su cara es realmente la que están viendo, queridos espectadores. Así pues, la persecución comenzará en pocos minutos. Ya hemos llamado a la policía, y viene hacia aquí.”


jueves, 14 de agosto de 2014

Cap. 11: Fugitivo

La curiosidad sobre la identidad y las intenciones del extraño embargaba a Azul, pero su cautela y sentido de conservación de la propia vida eran más poderosas (“La curiosidad mató al gato” era una de sus máximas principales). Así pues, decidió olvidar al misterioso individuo y proseguir con lo que estaba haciendo.
Entró en la oficina de correos y, tras hacer cola un par de minutos, preguntó si había algún paquete a nombre de José García. Su nuevo nombre no estaba hecho para llamar la atención, ciertamente.
Mientras la mujer que lo atendía hacía las comprobaciones de rigor, sonó el móvil de Azul. El suyo, no el de José García. Los nervios volvieron a apoderarse de nuestro protagonista, que rápidamente descolgó sin preocuparse de comprobar el número que llamaba.
  • ¿Sí? - respondió, algo temeroso.
  • Azul, soy Luna, ¿te acuerdas de mí?
Por una vez, Azul hubiera deseado que se tratara de un pesado comercial intentando convencerle de cambiarse de compañía telefónica. Evidentemente, no era el caso.
  • S-sí, claro. No... no recuerdo haberte dado mi número.
  • Tenemos nuestros métodos para conseguir cierta información. - explicó Luna. - Escucha, tengo noticias, y no te van a gustar.
Azul ya no sabía ni qué responder, y además estaba ocupado tratando de sujetar al niño mientras enseñaba su nuevo carné de identidad para recoger el paquete, que era algo más grande de lo que había imaginado.
  • ¿Azul, me escuchas?
  • Sí, disculpa. - se excusó al tiempo que abandonaba la oficina de correos.
  • Bien. No te asustes, pero estás en busca y captura.
  • ¿QUÉ?
  • Un testigo te vio abandonar el edificio en el que vives con un bebé en brazos. Eso, unido al estado en que quedó tu casa y a la desaparición de Víctor Rouge, te mete de lleno en la lista de sospechosos del secuestro. Y también está la pistola, claro...
  • ¡La pistola, maldita sea! ¡La olvidé!
La mala suerte que parecía perseguir a Azul los últimos días solo podía compararse con su propia torpeza, pensó.
  • Parece ser que esa pistola podría haberse utilizado para eliminar al vigilante nocturno de la mansión de los Rouge.
  • Fantástico, así que además de secuestrador también soy asesino...
  • Tranquilízate. - pidió Luna. - Es Azul a quien buscan, y tú ya no eres Azul, ¿cierto?
  • Eh... supongo.
  • Debes deshacerte de cualquier cosa que te relacione con Azul, empezando por este teléfono. Supongo que El Director te habrá proporcionado otro, y también algo con lo que modificar tu aspecto.
  • Sí, tengo otro móvil, y supongo que el paquete que acabo de recoger tendrá que ver con lo otro.
  • Compruébalo. Y dame tu nuevo número para que podamos seguir en contacto.

Azul se metió en un callejón poco transitado, donde aprovechó para buscar el número de su nuevo teléfono y comunicárselo a Luna. También procedió a abrir el paquete. En efecto, en su interior había todo lo necesario para ocultar su auténtico rostro: máscaras, postizos, pasamontañas y hasta un set de maquillaje...

martes, 12 de agosto de 2014

Cap 10: El show de Azul

Entrega de parte de Adrián Jarne


  Azul leyó las instrucciones por encima, llegó a la conclusión de que el juego era una completa locura. Pero que otras opciones tenía, el juego de El Director le tocaba a él, y no podía oponerse al villano más listo que ha visto el mundo. Como siempre, El Director se había asegurado de que pareciese un guión de una película. ¿Acaso estará grabando sus movimientos?¿Acaso habrá más gente implicada en esa extraña película?
  Al igual que las películas, esta exigía una presentación del protagonista, y para ello estaba escrita la primera instrucción. Debía presentarse al mundo, para ello tenía que conseguir captar la atención de todos los espectadores de la extraña película. Y para eso, debía aparecer en la televisión presentándose con su nueva identidad para todo aquel que le vea.
  Azul nunca había estado en la televisión. Desde hace un tiempo, todos los programas de esta habían pasado a ser los que la mayoría de ciudadanos querían ver, y no lo que debía ser. Es decir, los programas necesarios como las noticias habían sido sustituidos por programas en los que un grupo de personas normalmente de carácter excéntrico se reunían para discutir sobre cualquier cosa, como personas completamente incivilizadas, programas en los que no discutían sobre algo útil, sino sobre cualquier cosa, y azul tenía que conseguir aparecer en uno.
  Por suerte para él, Víctor no era necesario en su presentación, así que por lo menos no será acusado de secuestro todavía, claro está, si encuentra un lugar seguro para él mientras aparece en la tele.
  Para los demás, Azul ya no iba a ser una persona anónima, ahora todos le conocerían por otro nombre, y por otra forma de ser. Otra cosa de la que El Director se había encargado de proporcionarle. Por lo visto, antes de aparecer en la televisión Azul debía recoger un paquete en correos, a su nombre falso, para disponer de lo último de le falta. El nuevo aspecto de su nuevo yo.
   Caminando sin coche se acercó hacia la oficina de correos más cercana que había, que le pillaba cerca de los estudios de televisión. Cuando recogiese el paquete, tenía que aparecer en televisión en menos de 24h o El Director se encargaría de cambiar de protagonista.
   Cuando llegaba a la oficina, Azul se sobresaltó cuando vio que salía de ella el extraño que visitó su casa hace apenas unas horas, pero por suerte para él se alejaba en otra dirección…

   

martes, 5 de agosto de 2014

Cap 9. El Juego de la vida

-No hay tiempo para presentaciones, ven conmigo, puedo ayudarte - respondió la mujer que había trucado a la ventanilla del deportivo.¡Hoy no voy a tener una noche tranquila!, pensó para si mismo Azul. Recogió con una mano al pequeño Víctor y con la otra se dispuso a abrir la puerta del vehículo, pero esta parecía no querer contribuir a facilitar las cosas en este día tan extraño. No tuvo tiempo para pensar en como abrir la puerta ya que al instante oyó un ruido de cristales rotos proveniente de la ventanilla del copiloto, y al asomarse vio como la mujer había roto el cristal con un codo y le decía que saliese de una vez. Azul no sabía si confiar en esta chica o no, estaba convencido de conocerla de alguna parte, pero eso ahora no le importaba, al menos era la primera persona que le ofrecía ayuda directamente en todo el día. Sin pensárselo más le paso al niño para que lo sacara primero y poco a poco fue retorciéndose para salir del coche que le atrapaba. Cuando finalmente cayó al suelo vio que su nueva acompañante corría hacia un todoterreno haciéndole señas de que se apresurara y, así que Azul corrió detrás de esta y se montó en el coche.Qué estabas pensando para conducir un deportivo de esas maneras, sin un rumbo fijo y con el niño más buscado en toda la ciudad?
-¿Yo...?-Intentó explicarse Azul.-Sé que no lo has hecho por tu voluntad, y también conozco el lío en el que te has metido sin saberlo, porque El Director te ha elegido como conejillo de indias para su siguiente broma y ya sabes lo que eso significa para ti.¡El Director!, el villano de moda en la ciudad, elegía víctimas aleatorias para sus pruebas y si estas no conseguían su objetivo en un día desaparecían sin dejar rastro, algo que para nada quería Azul. Cómo podía no haber caído en la cuenta antes de que estaba participando en un perverso juego del villano? No obstante estaba de suerte, pues la mujer a la que había visto antes debía ser Luna, creadora del grupo "Rayo de Esperanza", formada por unos pocos miembros anónimos que intentaban detener los juegos del Director.
- Tienes suerte de haberme encontrado, pues vamos a ayudarte, sin embargo vas a tener que seguirle el juego al Director al menos durante un tiempo, estamos muy cerca de él y 
quizás puedas ser de ayuda a toda la ciudad. Te seguiremos desde las sombras pero necesitamos que seas valiente y continúes el juego como si no nos hubiésemos encontrado.
Azul barajeo sus opciones, podía intentar escapar del juego, cosa que aún nadie había conseguido, o podía por el contrario seguirlo como si nada, elección que no le apetecía para nada, pero no parecía tener alternativa.
- Creo que deberé intentarlo -, dijo Azul ocultando sus temores.
- Bien, tendrás que bajarte aquí y seguir las indicaciones que te dieron, recuerda, estaremos a tú lado.
Otra vez solo, otra vez con 
Víctor bajo la lluvia, pero al menos ahora sabía lo que ocurría, y sabía que contaba con ayuda, ahora solo le quedaba desplegar la nota y seguir sus instrucciones durante el resto de la noche... y de la mañana siguiente.