Anochecía, y Azul
no podía volver a su apartamento, tenía un niño llorón en brazos y la policía
sospechaba de él. Se alegró cuando Luna lo llevó a un apartamento en una zona
de la ciudad que él no conocía. Luna y sus aliados cuidarían de Víctor. Lo
esconderían en el piso franco hasta que conocieran las intenciones del
Director.
“Tú, no obstante,
vas a tener que ir a los estudios, a la entrevista que ha concertado contigo el
Director.”
De nada servía
protestar. El Director ya había hallado otras veces a victimas escondidas y no
habían acabado bien. Tenía más posibilidades de sobrevivir si le seguía el
juego y superaba la prueba. Eso creía Luna, al menos. Además, había una
posibilidad de que el Director hubiera cometido fallos en su plan, y la única
forma de explotarlos era aceptando su reto.
“El Director es intocable.
Tiene demasiados contactos e influencias como para poder acusarle directamente.
Hasta ahora atrae víctimas a un estudio de televisión, les plantea una prueba
que, según él, pueden superar, y les graba. Envía las grabaciones por un canal
anónimo. Extraoficialmente, todos saben quién ha enviado el video.
Oficialmente, nunca ha habido suficiente como para acusarle.”
Azul-Pedro Gómez,
con identidad y cara postizas, fue al Estudio de Televisión temprano por la
mañana. No había tenido una buena noche. No solo había sido el peor día de su
vida, sino que no había ido a trabajar ni había hecho nada de lo que solía
hacer, todo estaba desordenado en el piso franco…
Le esperaban en
el despacho del señor De Luc. Había dos matones, probablemente armados, y un hombre,
presumiblemente De Luc, en la mesa del despacho. ¿Sería este el infame
Director?
“Bienvenido,
señor Gómez. Le estábamos esperando. Por favor siéntese, empezaremos cuanto
antes”.
Antes de que Azul
pudiera protestar, el gorila de la corbata roja le obligó a sentarse, mientras
que el otro cerraba las persianas. Unos fuertes focos se encendieron,
cegándole. Entonces se oyó un clic, que anunciaba que una cámara había sido
encendida.
“Tenemos ante
nosotros a un nuevo concursante, el señor Gómez. Salude a la cámara, señor
Gómez. Al señor Gómez se le acusa de haber secuestrado un niñito, a nadie menos
que el pequeño e indefenso Víctor Rouge.”
Naturalmente,
aunque Azul trató de responder que el criminal era el Director, y no él, su
misterioso entrevistador siguió hablando.
“La policía
sospecha de usted, y los Rouge pedirán su cabeza en una estaca. Ambos habrán
enviado a sus hombres tras de usted ¿En que estaba usted pensando? No obstante,
tiene usted una oportunidad para redimirse. Tiene 24 horas para devolver al
niño a su hogar. Tiene una gran baza a su favor, y es que ni su nombre es
realmente Pedro Gómez, ni su cara es realmente la que están viendo, queridos
espectadores. Así pues, la persecución comenzará en pocos minutos. Ya hemos
llamado a la policía, y viene hacia aquí.”
Gracias David Melon Bracher por apartar un poco de tiempo de tu fin de grado para escribir para nosotros. Ahora le toca a David Benedicto, que tendrá hasta el miércoles que viene para publicar.
ResponderEliminar¿Pedro Gómez?
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