"¿García...?"
Poco a poco Azul empezaba a recordar, y es que José García era el nombre que había decidido ponerse Azul tras escapar de su prisión. El nombre de Pedro Gómez era el más buscado en la zona y respecto a Azul...prefería no arriesgarse a mostrar su verdadera identidad, aunque probablemente ya conocerían lo que el Director le había obligado a hacer.
El caso es que había conseguido escapar de la prisión, apareciendo en una oficina en la que le habían tendido una trampa de la cual milagrosamente había conseguido escapar vivo, gracias al salto desde un segundo piso que había realizado casi perfectamente, de no ser por su mala recepción en el suelo la cual le había costado una luxación del hombro y la pérdida del conocimiento temporal.
Así pues ahora se encontraba en un hospital con el brazo izquierdo envuelto en vendas y un dolor bastante importante en él, pero aparentemente todo estaba tranquilo por ahora.
No tuvo tiempo de recapacitar sobre su situación cuando se percató de que había una televisión encendida en una de las paredes de la habitación en la que estaban retrasmitiendo las noticias en las cuales Azul era portada.
-Última hora sobre el caso Rouge. Después de conocerse la noticia sobre el secuestro del hijo de los Rouge por un ciudadano llamado Azul, parece que el crimen toma un nuevo giro inesperado ya que un hombre llamado Víctor García llamó a la policía declarando el asesinato de Azul y secuestro de Victor. Este hombre parece estar relacionado con un fuerte tiroteo producido en unas oficinas de la Calle Mayor en las que todavía no se ha encontrado ningún muerto.-
Unos gritos por todo el hospital alertaron a nuestro protagonista, que se levantó de la cama y se acercó a mirar por la puerta para ver como un hombre corría frenéticamente en su dirección.
-¡No escaparás!-, exclamo su perseguidor con una voz ronca.
Sin tiempo para pensárselo salió corriendo en dirección opuesta portando únicamente la bata de hospital, pero no se había alejado ni 50 metros cuando sufrió un placaje y cayó violetamente al suelo.
domingo, 12 de octubre de 2014
domingo, 5 de octubre de 2014
Cap. 16: Oscuridad
Con cierto retraso, por el que pido disculpas (ni el tiempo ni la inspiración me han acompañado estos días), aquí va mi nueva aportación.
---
Nuestro colorido protagonista despertó
y no percibió ningún color, sino oscuridad. No sabía dónde se
encontraba ni cómo había llegado hasta allí, solo que le costaba
un mundo moverse. Intentó hacer memoria y alcanzar los últimos
recuerdos de su mente, pero estos eran tan confusos que difícilmente
podría discernir si eran reales o parte de un sueño.
En cualquier caso, se dio cuenta de que
en ese instante solo había dos cosas que le preocupaban: su propia
situación, y aquel bebé. Se acordó de Luna. Sería una buena idea
llamarla, si es que le llegaban las fuerzas para alcanzar su teléfono
móvil... y si es que éste se encontraba en su sitio.
Hizo acopio de toda su voluntad para
estirar el brazo hacia su pierna derecha, al punto exacto donde
habitualmente se encontraría uno de los bolsillos de sus pantalones.
Y, en su interior, el ansiado aparato.
Pero no tocó aparato alguno. Ni
bolsillo. Ni pantalón. ¿Estaba desnudo? ¿Qué demonios le habían
hecho?
No, no se sentía desnudo. Intentó
concienciarse de sí mismo y, tras palparse brevemente el cuerpo,
intuyó que estaba enfundado en una especie de bata. Aún estaba
asumiéndolo cuando una intensa luz se encendió y le cegó la vista
y el poco entendimiento que conservaba. La confusión solo fue
ligeramente disipada por la voz que escuchó a continuación.
- Buenos días, señor García, me alegra verle consciente. - dijo una mujer a la que no alcanzaba a ver. - Avisaré al doctor.
jueves, 25 de septiembre de 2014
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Capítulo 15: Cromatización
Capítulo escrito por Arekusanda Bagheera Jarne
El pintor recolocó su gama de colores en la paleta y comenzó una nueva danza de pinceles. Tonos rojos y azules, de un hermoso amanecer teñían cada centímetro de aquel extraño lienzo. Se llevó una mano a la cara para subirse las gafas con gesto de consternación, y miró al señor Azul con interés.
El pintor ponía color a su vida, mientras que el señor Azul ignorantemente vivía sin saber nada de él. El pintor vivía al margen de la ley, al menos de la ley tal y como la conocía el señor Azul. Pero empezaba a estar harto. Harto de seguir siendo tan… azul. Por eso, decidió que ya era hora de hablar con él, pero dada su incapacidad al vivir en dos realidades tan distintas, el pintor no podía sino hacerle llegar sus mensajes por otros medios, y en su caso, su preferido era el color.
El gris era el color de la cárcel, pero el exterior era rosa. Si la vida fuera un código de colores, nada tendría tanto sentido como la cromatización. Conforme el pintor coloreaba su lienzo, Azul había visto desde la ventana de la cárcel un cambio entre muchos colores de la escala cromática. Verlo era un hecho tan hermoso y tan terrible, que el pobre se volvió loco por momentos.
El teléfono, dormido en algún rincón, marcaba las doce de la noche. Llovían gotas de limonada, que se filtraban a través de las rendijas del techo. El contestador automático no cesaba de llorar como un bebé y el paraguas alejaba a las ardillas con un reclamo de si bemol…
¿Estaba soñando?
De repente, la lluvia amarilla empapó al señor Azul, y ríos de tinta resbalaron por su cuerpo. Era una sensación muy extraña, y para un hombre de costumbres como el señor Azul, muy poco placentera. Le llenaban de alegría y esperanza.
¿Estaba drogado? ¿Estaba delirando?
Entonces el pintor sonrió, porque Azul había dejado de ser Azul. Azul acababa de morir. Había abierto su mente y había comprendido. Todo este asunto de los Rouge, y del niño, tenía que resolverlo, y el pintor le había dado la clave.
Todo carece de sentido si no cumplen su función adecuada, pensó Azul para sus adentros. Los teléfonos no dan la hora, y por supuesto los contestadores automáticos no lloran como los bebés…
Entonces Azul comprendió que no era más Azul, y que la lluvia amarilla lo había convertido en Verde. Comprendió también que el llanto del bebé tenía que dejar de servir como mensaje automático constante de la amenaza de los Rouge.
Todavía un poco grogui, el señor Verde abandonó la cárcel sabiendo cuál sería su próximo movimiento, pero sin poder entender porqué. Había sido sin duda, la experiencia espiritual más rara de toda su vida, se había cromatizado.
El pintor recolocó su gama de colores en la paleta y comenzó una nueva danza de pinceles. Tonos rojos y azules, de un hermoso amanecer teñían cada centímetro de aquel extraño lienzo. Se llevó una mano a la cara para subirse las gafas con gesto de consternación, y miró al señor Azul con interés.
El pintor ponía color a su vida, mientras que el señor Azul ignorantemente vivía sin saber nada de él. El pintor vivía al margen de la ley, al menos de la ley tal y como la conocía el señor Azul. Pero empezaba a estar harto. Harto de seguir siendo tan… azul. Por eso, decidió que ya era hora de hablar con él, pero dada su incapacidad al vivir en dos realidades tan distintas, el pintor no podía sino hacerle llegar sus mensajes por otros medios, y en su caso, su preferido era el color.
El gris era el color de la cárcel, pero el exterior era rosa. Si la vida fuera un código de colores, nada tendría tanto sentido como la cromatización. Conforme el pintor coloreaba su lienzo, Azul había visto desde la ventana de la cárcel un cambio entre muchos colores de la escala cromática. Verlo era un hecho tan hermoso y tan terrible, que el pobre se volvió loco por momentos.
El teléfono, dormido en algún rincón, marcaba las doce de la noche. Llovían gotas de limonada, que se filtraban a través de las rendijas del techo. El contestador automático no cesaba de llorar como un bebé y el paraguas alejaba a las ardillas con un reclamo de si bemol…
¿Estaba soñando?
De repente, la lluvia amarilla empapó al señor Azul, y ríos de tinta resbalaron por su cuerpo. Era una sensación muy extraña, y para un hombre de costumbres como el señor Azul, muy poco placentera. Le llenaban de alegría y esperanza.
¿Estaba drogado? ¿Estaba delirando?
Entonces el pintor sonrió, porque Azul había dejado de ser Azul. Azul acababa de morir. Había abierto su mente y había comprendido. Todo este asunto de los Rouge, y del niño, tenía que resolverlo, y el pintor le había dado la clave.
Todo carece de sentido si no cumplen su función adecuada, pensó Azul para sus adentros. Los teléfonos no dan la hora, y por supuesto los contestadores automáticos no lloran como los bebés…
Entonces Azul comprendió que no era más Azul, y que la lluvia amarilla lo había convertido en Verde. Comprendió también que el llanto del bebé tenía que dejar de servir como mensaje automático constante de la amenaza de los Rouge.
Todavía un poco grogui, el señor Verde abandonó la cárcel sabiendo cuál sería su próximo movimiento, pero sin poder entender porqué. Había sido sin duda, la experiencia espiritual más rara de toda su vida, se había cromatizado.
jueves, 18 de septiembre de 2014
Cap. 14: En la penumbra del olvido.
Chof, chof , chof, chof…. el sonido constante de una gota de
agua cayendo sobre un charco retumbaba en la cabeza de nuestro protagonista
como si se tratase de explosiones.
Azul abría los ojos, mareado, con náuseas y un terrible
dolor de cabeza, parecía que una manada de elefantes hubiera pasado por encima de
él. Desconcertado y asustado se percató
de que se encontraba en una pequeña y lúgubre habitación de un lugar que no conocía. Las
paredes estaban llenas de humedades, manchas rojas que parecían ser sangre de algún
pobre desgraciado que paso sus últimos días entre aquellas cuatro paredes y lo
que más aterro a Azul eran unas marcas desgarradoras que parecían ser arañazos.
La habitación tenía un viejo colchón con
algún que otro muelle sobresaliendo con las puntas oxidadas. En una de las
paredes había unas cadenas que parecían haber servido para realizar algún método
de tortura, o eso se le venía a la mente a Azul. En el techo había un gancho con una soga y un pequeño taburete debajo de esta con una
nota que ponía lo siguiente “Esta es tu única salvación”, parecía que lo habían puesto en aquel lugar
para jugar con su mente y ver hasta donde era capaz de llegar.
Asustado y dolorido, Azul hizo un esfuerzo de salir de aquel
lugar, pero no iba a ser tan fácil. Una recia puerta de metal le impedía el
paso al exterior.
En una de las paredes había una pequeña ventana por donde
entraba el aire, el frió y el agua. Azul
agarro el taburete y lo puso sobre la pared. Se subió a observar el exterior y
con un poco de suerte pedir ayuda a algún viandante.
-¿Pero…?¿Cómo es posible? No puede ser cierto!!.
Azul no podía creer lo que sus ojos estaban viendo por
aquella pequeña ventana con barrotes, pero tenía que salir de allí. Exhausto empezó
a gritar y a pedir ayuda sin recibir ninguna respuesta, entonces se percató que
había una extraña marca en el techo que iba desde la soga hasta la puerta.
Todo tenía sentido, Azul agarro la soga, tiro con fuerza y allí,
con algún tipo de mecanismo, la puerta blindada se abrió permitiendo a Azul
salir de aquella celda.
Cuando se dispuso a salir por patas de aquel edificio, el
llanto de un niño le alertó…
lunes, 15 de septiembre de 2014
INTERMEDIO: La respuesta oficial
El sargento Calhoun, de
la policía metropolitana, era un hombre que había conseguido todo lo que se
había propuesto en la vida mediante la sencilla premisa de no hacer preguntas.
Aunque esto parecería contrario a su profesión, lo cierto era que no convenía
molestar a ciertas personas en aquella
ciudad. Por esta razón se le daban a él los casos que se debían resolver
rápidamente, lo que le había hecho ascender hasta su actual posición de sargento.
El problema que tenía Calhoun en este momento era que no paraban de asediarle
la cabeza preguntas sobre el señor Azul ¿Por qué había encontrado una pistola perfectamente
a la vista en su piso? ¿Qué le había hecho salir por la ventana, sabiendo que
sus vecinos le verían y llamarían a la policía? ¿Por qué, según testigos, había
vuelto a entrar a los pocos segundos para luego volver a irse precipitadamente?...
Todo esto y más había
estado atormentándole a lo largo del día. Cuando se preparaba para irse a su
casa y ver a su esposa e hijos estas preguntas no habían dejado de preocuparle,
ya que parecía que Azul estaba dispuesto a hacer alguna tontería que podría
hacer daño a alguien. Repentinamente un grupo de gente entró a la comisaría, lo
que le sacó de su ensimismamiento.
-Parece que vienen de una
buena pelea-Le comentó a un compañero suyo que traía a cuatro detenidos.
-Estos tres, que han
intentado matar a su compañero. Por lo visto son de la banda de Rouge.
-Eso no puede ser bueno…
-Y va a ser peor. Por lo
que me he podido enterar, le estaban machacando porque le han robado a Victor
Rouge.
Un escalofrío recorrió la
espalda de Calhoun cuando le vino la idea de que secuestrar a ese niño entraba
en la definición de “tontería que podría dañar a muchos”. –Hazme el favor de mantenerme informado de esto- le dijo
antes de salir de la comisaría.
La inquietud de Calhoun
no haría más que aumentar cuando, al día siguiente, una llamada anónima le
avisó de que un tal Pedro Gómez (o José García, no quedaba muy claro) había
asaltado una oficina cerca de unos estudios de grabación y que en ese momento
tropas de los Rouge le estaban tiroteando. Tras una frenética carrera hasta la
dirección que le habían dado, llegó al edificio de oficinas e inspeccionó la
zona. Efectivamente alguien había estado disparando allí, pero no había marcas
de sangre por ninguna parte. ¿Cómo sería posible que alguien sobreviviera a
esto? Un hombre menudo con dos guardaespaldas enormes salió del edificio y se
dirigió al sargento.
-Dijo que se llamaba José
García. Me pidió que le dijera que tiene al niño y que lo usará para acabar con
los Rouge.
-¿Sabe qué va a hacer con
él? ¿Cómo consiguió secuestrar al hijo del señor Rouge?
- No dijo mucho, salvo
que se lo había quitado a un hombre llamado
Azul, antes de matarle.
viernes, 29 de agosto de 2014
Cerrado por vacaciones
Aunque este cartel no es exactamente correcto, estos próximos días el Plan C va a estar cerrado por vacaciones. Concretamente, hasta que se terminen los exámenes de Septiembre que nos tienen locos ahora mismo a varios de nosotros. Pero no os preocupéis, ya que volveremos con fuerzas renovadas y nuevas ideas al comenzar el curso.Lamento haber dejado tanto tiempo desde la última publicación, pero surgieron algunos problemas técnicos (¿no parece haber siempre alguno de estos?) de modo que cuelgo el cartel ahora.
No son todo malas noticias, ya que aprovecho esta oportunidad para probar un pequeño experimento. Esta ronda la doy por finalizada, ya que el resto de gente que queda o bien está muy ocupada o bien no me ha sido posible contactar con ella, pero desde ahora hasta el día 13 de Septiembre doy la oportunidad para que todo aquel que quiera publicar algo lo haga. De modo que todo aquel que se haya quedado con ganas de escribir más o tenga alguna idea nueva sobre hacia dónde debería ir nuestro amigo Azul puede compartirlo estos días fuera de turno.
El día 15 de Septiembre, escribiré yo la continuación de lo último que haya sido publicado y seguiremos con el sistema de turnos que hemos ido usando hasta ahora. Hasta entonces, que os aprovechen estos últimos días.
No son todo malas noticias, ya que aprovecho esta oportunidad para probar un pequeño experimento. Esta ronda la doy por finalizada, ya que el resto de gente que queda o bien está muy ocupada o bien no me ha sido posible contactar con ella, pero desde ahora hasta el día 13 de Septiembre doy la oportunidad para que todo aquel que quiera publicar algo lo haga. De modo que todo aquel que se haya quedado con ganas de escribir más o tenga alguna idea nueva sobre hacia dónde debería ir nuestro amigo Azul puede compartirlo estos días fuera de turno.
El día 15 de Septiembre, escribiré yo la continuación de lo último que haya sido publicado y seguiremos con el sistema de turnos que hemos ido usando hasta ahora. Hasta entonces, que os aprovechen estos últimos días.
jueves, 21 de agosto de 2014
CAPÍTULO 12: EL MALVADO SEÑOR DE LUC
Anochecía, y Azul
no podía volver a su apartamento, tenía un niño llorón en brazos y la policía
sospechaba de él. Se alegró cuando Luna lo llevó a un apartamento en una zona
de la ciudad que él no conocía. Luna y sus aliados cuidarían de Víctor. Lo
esconderían en el piso franco hasta que conocieran las intenciones del
Director.
“Tú, no obstante,
vas a tener que ir a los estudios, a la entrevista que ha concertado contigo el
Director.”
De nada servía
protestar. El Director ya había hallado otras veces a victimas escondidas y no
habían acabado bien. Tenía más posibilidades de sobrevivir si le seguía el
juego y superaba la prueba. Eso creía Luna, al menos. Además, había una
posibilidad de que el Director hubiera cometido fallos en su plan, y la única
forma de explotarlos era aceptando su reto.
“El Director es intocable.
Tiene demasiados contactos e influencias como para poder acusarle directamente.
Hasta ahora atrae víctimas a un estudio de televisión, les plantea una prueba
que, según él, pueden superar, y les graba. Envía las grabaciones por un canal
anónimo. Extraoficialmente, todos saben quién ha enviado el video.
Oficialmente, nunca ha habido suficiente como para acusarle.”
Azul-Pedro Gómez,
con identidad y cara postizas, fue al Estudio de Televisión temprano por la
mañana. No había tenido una buena noche. No solo había sido el peor día de su
vida, sino que no había ido a trabajar ni había hecho nada de lo que solía
hacer, todo estaba desordenado en el piso franco…
Le esperaban en
el despacho del señor De Luc. Había dos matones, probablemente armados, y un hombre,
presumiblemente De Luc, en la mesa del despacho. ¿Sería este el infame
Director?
“Bienvenido,
señor Gómez. Le estábamos esperando. Por favor siéntese, empezaremos cuanto
antes”.
Antes de que Azul
pudiera protestar, el gorila de la corbata roja le obligó a sentarse, mientras
que el otro cerraba las persianas. Unos fuertes focos se encendieron,
cegándole. Entonces se oyó un clic, que anunciaba que una cámara había sido
encendida.
“Tenemos ante
nosotros a un nuevo concursante, el señor Gómez. Salude a la cámara, señor
Gómez. Al señor Gómez se le acusa de haber secuestrado un niñito, a nadie menos
que el pequeño e indefenso Víctor Rouge.”
Naturalmente,
aunque Azul trató de responder que el criminal era el Director, y no él, su
misterioso entrevistador siguió hablando.
“La policía
sospecha de usted, y los Rouge pedirán su cabeza en una estaca. Ambos habrán
enviado a sus hombres tras de usted ¿En que estaba usted pensando? No obstante,
tiene usted una oportunidad para redimirse. Tiene 24 horas para devolver al
niño a su hogar. Tiene una gran baza a su favor, y es que ni su nombre es
realmente Pedro Gómez, ni su cara es realmente la que están viendo, queridos
espectadores. Así pues, la persecución comenzará en pocos minutos. Ya hemos
llamado a la policía, y viene hacia aquí.”
jueves, 14 de agosto de 2014
Cap. 11: Fugitivo
La curiosidad sobre la identidad y
las intenciones del extraño embargaba a Azul, pero su cautela y
sentido de conservación de la propia vida eran más poderosas (“La
curiosidad mató al gato” era una de sus máximas principales). Así
pues, decidió olvidar al misterioso individuo y proseguir con lo que
estaba haciendo.
Entró en la oficina de correos y,
tras hacer cola un par de minutos, preguntó si había algún paquete
a nombre de José García. Su nuevo nombre no estaba hecho para
llamar la atención, ciertamente.
Mientras la mujer que lo atendía
hacía las comprobaciones de rigor, sonó el móvil de Azul. El suyo,
no el de José García. Los nervios volvieron a apoderarse de nuestro
protagonista, que rápidamente descolgó sin preocuparse de comprobar
el número que llamaba.
- ¿Sí? - respondió, algo temeroso.
- Azul, soy Luna, ¿te acuerdas de mí?
Por una vez, Azul hubiera deseado
que se tratara de un pesado comercial intentando convencerle de
cambiarse de compañía telefónica. Evidentemente, no era el caso.
- S-sí, claro. No... no recuerdo haberte dado mi número.
- Tenemos nuestros métodos para conseguir cierta información. - explicó Luna. - Escucha, tengo noticias, y no te van a gustar.
Azul ya no sabía ni qué responder,
y además estaba ocupado tratando de sujetar al niño mientras
enseñaba su nuevo carné de identidad para recoger el paquete, que
era algo más grande de lo que había imaginado.
- ¿Azul, me escuchas?
- Sí, disculpa. - se excusó al tiempo que abandonaba la oficina de correos.
- Bien. No te asustes, pero estás en busca y captura.
- ¿QUÉ?
- Un testigo te vio abandonar el edificio en el que vives con un bebé en brazos. Eso, unido al estado en que quedó tu casa y a la desaparición de Víctor Rouge, te mete de lleno en la lista de sospechosos del secuestro. Y también está la pistola, claro...
- ¡La pistola, maldita sea! ¡La olvidé!
La mala suerte que parecía
perseguir a Azul los últimos días solo podía compararse con su
propia torpeza, pensó.
- Parece ser que esa pistola podría haberse utilizado para eliminar al vigilante nocturno de la mansión de los Rouge.
- Fantástico, así que además de secuestrador también soy asesino...
- Tranquilízate. - pidió Luna. - Es Azul a quien buscan, y tú ya no eres Azul, ¿cierto?
- Eh... supongo.
- Debes deshacerte de cualquier cosa que te relacione con Azul, empezando por este teléfono. Supongo que El Director te habrá proporcionado otro, y también algo con lo que modificar tu aspecto.
- Sí, tengo otro móvil, y supongo que el paquete que acabo de recoger tendrá que ver con lo otro.
- Compruébalo. Y dame tu nuevo número para que podamos seguir en contacto.
Azul se metió
en un callejón poco transitado, donde aprovechó para buscar el
número de su nuevo teléfono y comunicárselo a Luna. También
procedió a abrir el paquete. En efecto, en su interior había todo
lo necesario para ocultar su auténtico rostro: máscaras, postizos,
pasamontañas y hasta un set de maquillaje...
martes, 12 de agosto de 2014
Cap 10: El show de Azul
Entrega de parte de Adrián Jarne
Azul leyó las
instrucciones por encima, llegó a la conclusión de que el juego era una
completa locura. Pero que otras opciones tenía, el juego de El Director le
tocaba a él, y no podía oponerse al villano más listo que ha visto el mundo.
Como siempre, El Director se había asegurado de que pareciese un guión de una
película. ¿Acaso estará grabando sus movimientos?¿Acaso habrá más gente
implicada en esa extraña película?
Al igual que las películas, esta exigía una
presentación del protagonista, y para ello estaba escrita la primera
instrucción. Debía presentarse al mundo, para ello tenía que conseguir captar
la atención de todos los espectadores de la extraña película. Y para eso, debía
aparecer en la televisión presentándose con su nueva identidad para todo aquel
que le vea.
Azul nunca había estado
en la televisión. Desde hace un tiempo, todos los programas de esta habían
pasado a ser los que la mayoría de ciudadanos querían ver, y no lo que debía
ser. Es decir, los programas necesarios como las noticias habían sido
sustituidos por programas en los que un grupo de personas normalmente de
carácter excéntrico se reunían para discutir sobre cualquier cosa, como
personas completamente incivilizadas, programas en los que no discutían sobre
algo útil, sino sobre cualquier cosa, y azul tenía que conseguir aparecer en
uno.
Por suerte para él,
Víctor no era necesario en su presentación, así que por lo menos no será
acusado de secuestro todavía, claro está, si encuentra un lugar seguro para él
mientras aparece en la tele.
Para los demás, Azul ya
no iba a ser una persona anónima, ahora todos le conocerían por otro nombre, y
por otra forma de ser. Otra cosa de la que El Director se había encargado de
proporcionarle. Por lo visto, antes de aparecer en la televisión Azul debía
recoger un paquete en correos, a su nombre falso, para disponer de lo último de
le falta. El nuevo aspecto de su nuevo yo.
Caminando sin coche se
acercó hacia la oficina de correos más cercana que había, que le pillaba cerca
de los estudios de televisión. Cuando recogiese el paquete, tenía que aparecer
en televisión en menos de 24h o El Director se encargaría de cambiar de
protagonista.
Cuando llegaba a la
oficina, Azul se sobresaltó cuando vio que salía de ella el extraño que visitó
su casa hace apenas unas horas, pero por suerte para él se alejaba en otra
dirección…
martes, 5 de agosto de 2014
Cap 9. El Juego de la vida
-No hay tiempo para
presentaciones, ven conmigo, puedo ayudarte - respondió la mujer que
había trucado a la ventanilla del deportivo.¡Hoy no voy a tener una noche tranquila!, pensó para si mismo Azul. Recogió con una mano al pequeño Víctor y
con la otra se dispuso a abrir la puerta del vehículo, pero esta
parecía no querer contribuir a facilitar las cosas en este día tan
extraño. No tuvo tiempo para pensar en como abrir la puerta ya que al
instante oyó un ruido de cristales rotos proveniente de la ventanilla
del copiloto, y al asomarse vio como
la mujer había roto el cristal con un codo y le decía que saliese de
una vez. Azul no sabía si confiar en esta chica o no, estaba convencido
de conocerla de alguna parte, pero eso ahora no le importaba, al menos
era la primera persona que le ofrecía ayuda directamente en todo el día. Sin pensárselo más le paso al niño para que lo sacara primero y poco a poco fue retorciéndose para
salir del coche que le atrapaba. Cuando finalmente cayó al suelo vio
que su nueva acompañante corría hacia un todoterreno haciéndole señas de
que se apresurara y, así que Azul corrió detrás de esta y se montó en
el coche.Qué estabas pensando para conducir un deportivo de esas maneras, sin un rumbo fijo y con el niño más buscado en toda la ciudad?
-¿Yo...?-Intentó explicarse Azul.-Sé que no lo has hecho por tu voluntad, y también conozco el lío en el que te has metido sin saberlo, porque El Director te ha elegido como conejillo de indias para su siguiente broma y ya sabes lo que eso significa para ti.¡El Director!, el villano de moda en la ciudad, elegía víctimas aleatorias para sus pruebas y si estas no conseguían su objetivo en un día desaparecían sin dejar rastro, algo que para nada quería Azul. Cómo podía no haber caído en la cuenta antes de que estaba participando en un perverso juego del villano? No obstante estaba de suerte, pues la mujer a la que había visto antes debía ser Luna, creadora del grupo "Rayo de Esperanza", formada por unos pocos miembros anónimos que intentaban detener los juegos del Director.
- Tienes suerte de haberme encontrado, pues vamos a ayudarte, sin embargo vas a tener que seguirle el juego al Director al menos durante un tiempo, estamos muy cerca de él y quizás puedas ser de ayuda a toda la ciudad. Te seguiremos desde las sombras pero necesitamos que seas valiente y continúes el juego como si no nos hubiésemos encontrado.
Azul barajeo sus opciones, podía intentar escapar del juego, cosa que aún nadie había conseguido, o podía por el contrario seguirlo como si nada, elección que no le apetecía para nada, pero no parecía tener alternativa.
- Creo que deberé intentarlo -, dijo Azul ocultando sus temores.
- Bien, tendrás que bajarte aquí y seguir las indicaciones que te dieron, recuerda, estaremos a tú lado.
Otra vez solo, otra vez con Víctor bajo la lluvia, pero al menos ahora sabía lo que ocurría, y sabía que contaba con ayuda, ahora solo le quedaba desplegar la nota y seguir sus instrucciones durante el resto de la noche... y de la mañana siguiente.
-¿Yo...?-Intentó explicarse Azul.-Sé que no lo has hecho por tu voluntad, y también conozco el lío en el que te has metido sin saberlo, porque El Director te ha elegido como conejillo de indias para su siguiente broma y ya sabes lo que eso significa para ti.¡El Director!, el villano de moda en la ciudad, elegía víctimas aleatorias para sus pruebas y si estas no conseguían su objetivo en un día desaparecían sin dejar rastro, algo que para nada quería Azul. Cómo podía no haber caído en la cuenta antes de que estaba participando en un perverso juego del villano? No obstante estaba de suerte, pues la mujer a la que había visto antes debía ser Luna, creadora del grupo "Rayo de Esperanza", formada por unos pocos miembros anónimos que intentaban detener los juegos del Director.
- Tienes suerte de haberme encontrado, pues vamos a ayudarte, sin embargo vas a tener que seguirle el juego al Director al menos durante un tiempo, estamos muy cerca de él y quizás puedas ser de ayuda a toda la ciudad. Te seguiremos desde las sombras pero necesitamos que seas valiente y continúes el juego como si no nos hubiésemos encontrado.
Azul barajeo sus opciones, podía intentar escapar del juego, cosa que aún nadie había conseguido, o podía por el contrario seguirlo como si nada, elección que no le apetecía para nada, pero no parecía tener alternativa.
- Creo que deberé intentarlo -, dijo Azul ocultando sus temores.
- Bien, tendrás que bajarte aquí y seguir las indicaciones que te dieron, recuerda, estaremos a tú lado.
Otra vez solo, otra vez con Víctor bajo la lluvia, pero al menos ahora sabía lo que ocurría, y sabía que contaba con ayuda, ahora solo le quedaba desplegar la nota y seguir sus instrucciones durante el resto de la noche... y de la mañana siguiente.
miércoles, 30 de julio de 2014
Cap 8: Corriendo en primera
Llaves
del coche, documentos, su teléfono móvil, el teléfono que había aparecido
misteriosamente en su cajón, dinero y un paquete de cigarrillos fue la lista de
cosas que Azul recogió frenéticamente de su piso. Y por supuesto estaba Victor.
Tras correr escaleras abajo se abalanzó hacia la calle y se dio cuenta de que
se había vuelto a olvidar del paraguas.
-¡Demonios! Ahora no voy a volver a subir a por él. Tendré
que mojarme.
Tras mirar unos instantes la calle que recorría todos los
días, encontró un coche que no había visto nunca allí y que por la respuesta
que le dio a las llaves que llevaba, debía ser su nuevo vehículo.
Días
después, el sargento Calhoun de la policía se preguntaría qué hacía una pistola
nueve milímetros encima de la cama del piso destrozado del señor Azul. Nadie en
el bloque de pisos sabría qué contestarle a esa pregunta.
Azul llevaba unos minutos conduciendo cuando se dio cuenta
de la estupidez de su situación. Estaba huyendo de dios sabe quién, con un niño
que no era suyo y que cualquiera que hubiera leído los periódicos podría
reconocer (y que por cierto no paraba de llorar), en un coche probablemente
robado (¿alguien incluso se había tomado la molestia de instalarle una sillita
de bebés?). Para colmo era imposible que pasase desapercibido un deportivo de
color amarillo chillón que rugía como un millar de demonios cabreados (aunque
hay que admitir que esto posiblemente se debiera a las escasas dotes de
conducción de Azul que no había pasado de primera marcha en todo el trayecto).
Después de pasar por los
estados de miedo, confusión e ira, ya estaba listo para decidir qué hacer. Aparcó
en frente de una vieja tienda de jardinería en la que nunca había entrado
porque no le atraían esas cosas. El señor
Rojo le había dicho que Azul ya no existía, pero eso no tenía sentido ya que él
se seguía sintiendo Azul. Aunque esto ya era una razón para dudar de todo lo
que le había dicho, se acordó de que también tenía unas instrucciones que le
dirían qué hacer a continuación. Antes de poder ver qué había en el sobre, se sobresaltó
cuando una mujer golpeó la ventanilla de su coche. Lo único que se le ocurrió
decir a Azul fue:
-Yo te conozco…
Ronda 1
Hola de nuevo a todos los que habéis participado en la primera ronda del Plan C. Después de un mes contando la historia de Azul, ya hemos tenido la oportunidad de continuar con la trama todos los que estamos suscritos a este proyecto. Ya conocemos un poco mejor a nuestro protagonista y ya le hemos metido entre todos en un problema bastante gordo (ya veremos cómo sale de esta). Y por ello quiero daros las gracias. En cuanto haya publicado esta entrada mandaré también mi continuación de la historia y la trama seguirá...¡Fuera del piso de Azul!
Por otra parte, quería comentar muy rápidamente un par de cambios que va a haber en el blog. En primer lugar, hasta ahora los turnos se han ido sucediendo por orden de suscripción (más o menos). A partir de ahora la selección del siguiente escritor se va a hacer de manera aleatoria, aunque manteniendo el sistema de rondas que perita que todo el mundo tenga las mismas oportunidades de participar. No hay que preocuparse, ya que seguiré avisando con más de una semana de tiempo.
En segundo lugar, querría animaros a que escribáis vuestras ideas y opiniones en los comentarios. ¿Te gustaría que hubiera un sistema de puntos para competir entre los escritores? Ponlo en los comentarios. ¿Te gustaría que se permitiese la colaboración de varios escritores que no se conocen para una misma entrega? Ponlo en los comentarios. ¿Te gustaría que regalásemos una camiseta exclusiva del Plan C a los participantes? No lo pongas en los comentarios porque no va a pasar. Pero cualquier otra idea, por loca que sea, no te la calles... compártela con los demás y así trataremos de mejorar el blog.
Por último quisiera animar una vez más a apuntarse todo el mundo. Cuantos más seamos, más creativa y loca será la historia. Así que invitad a vuestra madre, a vuestro primo, a vuestra novia y a vuestros amigos...
Un saludo desde Jaca y nos vemos en el Plan C
Por otra parte, quería comentar muy rápidamente un par de cambios que va a haber en el blog. En primer lugar, hasta ahora los turnos se han ido sucediendo por orden de suscripción (más o menos). A partir de ahora la selección del siguiente escritor se va a hacer de manera aleatoria, aunque manteniendo el sistema de rondas que perita que todo el mundo tenga las mismas oportunidades de participar. No hay que preocuparse, ya que seguiré avisando con más de una semana de tiempo.
En segundo lugar, querría animaros a que escribáis vuestras ideas y opiniones en los comentarios. ¿Te gustaría que hubiera un sistema de puntos para competir entre los escritores? Ponlo en los comentarios. ¿Te gustaría que se permitiese la colaboración de varios escritores que no se conocen para una misma entrega? Ponlo en los comentarios. ¿Te gustaría que regalásemos una camiseta exclusiva del Plan C a los participantes? No lo pongas en los comentarios porque no va a pasar. Pero cualquier otra idea, por loca que sea, no te la calles... compártela con los demás y así trataremos de mejorar el blog.
Por último quisiera animar una vez más a apuntarse todo el mundo. Cuantos más seamos, más creativa y loca será la historia. Así que invitad a vuestra madre, a vuestro primo, a vuestra novia y a vuestros amigos...
Un saludo desde Jaca y nos vemos en el Plan C
domingo, 27 de julio de 2014
Cap. 7: Trapecista
Entrega del Plan C de Adrián Jarne:
Aunque no hubiese tenido buen oído, Azul podría haber escuchado perfectamente los pasos que provenían de la escalera. Sin todavía creerse lo que le estaba sucediendo, porque uno no descubre un bebé en su casa todos los días, cogió rápidamente la documentación del cajón con las instrucciones, el arma, las llaves del coche y el teléfono móvil. Cogió al bebé con la mano izquierda, mientras con la derecha llevaba el arma, esperando con todo su ser no tener que utilizarla y que en tal caso estuviese cargada.
Azul se dirigió a la puerta y observó por la mirilla quién era capaz de armar semejante estruendo. Alguien con una gabardina y un sombrero ancho apareció en el rellano de las escaleras. Azul se sorprendió de ver que su gabardina no estaba mojada, puesto que fuera había una tormenta realmente grande.
Una vez llego frente a la puerta de Azul, se detuvo y miró el número. Posteriormente llamó a la puerta. Azul se encontraba totalmente fuera de sí. ¿Quién llamaba a su puerta?¿Por qué todo esto le pasaba a él?¿No podía simplemente tener un día normal, con su rutina?. No se lo pensó dos veces y se alejó de la puerta. Al no obtener respuesta, el desconocido se puso a golpear la puerta. Seguramente en un abrir y cerrar de ojos la puerta estaría en el suelo, así que Azul reaccionó lo más rápido que pudo, salió por la ventana abierta del cuarto de baño guardándose la pistola, y se quedó en el Alféizar.
Por suerte, era lo suficientemente ancho como para poder mantenerse en pie. Por desgracia, era lo suficientemente estrecho como para que al más mínimo error se precipitase al vacío, y eso es algo que con la molesta lluvia no ayudaba. Así pues, se armo de valor y trató de avanzar hasta la esquina del edificio, si llegaba, podría sentarse en el borde. Cuando apenas llevaba medio metro tropezó por primera vez. Callo de costado mirando hacia el borde, y agarró el bebé con todas sus fuerzas para que no se cayera al vacío.
El desconocido tiró la puerta y entró en la casa. Por lo que podía oír Azul, estaba abriendo todo tipo de armarios y recorriéndose la casa. Tal vez buscaba a algo, o a alguien… Por suerte para Azul, no se dio cuenta de que la ventana estaba abierta, y abandonó el lugar antes de descubrirle.
Al incorporarse, tropezó por segunda vez. Esta vez se quedo sentado pegado con la espalda a la pared. De nuevo agarró al bebé lo suficiente como para que no sucediera ninguna tragedia, pero cuando le miró, se dio cuenta de que un pequeño paquetito se había caído de las mantas que cubrían al bebé. Al caer al suelo no pareció romperse. Azul entró empapado en el cuarto de baño. Dejó el bebé y miró por la ventana. Justo en ese momento, el desconocido de la gabardina y el sombrero lo recogía del suelo. Azul vio como se montaba en un coche rojo antes de irse. En ese momento, se dio cuenta de que realmente no tenía ninguna garantía de a dónde iba a llegar con el bebé.
Aunque no hubiese tenido buen oído, Azul podría haber escuchado perfectamente los pasos que provenían de la escalera. Sin todavía creerse lo que le estaba sucediendo, porque uno no descubre un bebé en su casa todos los días, cogió rápidamente la documentación del cajón con las instrucciones, el arma, las llaves del coche y el teléfono móvil. Cogió al bebé con la mano izquierda, mientras con la derecha llevaba el arma, esperando con todo su ser no tener que utilizarla y que en tal caso estuviese cargada.
Azul se dirigió a la puerta y observó por la mirilla quién era capaz de armar semejante estruendo. Alguien con una gabardina y un sombrero ancho apareció en el rellano de las escaleras. Azul se sorprendió de ver que su gabardina no estaba mojada, puesto que fuera había una tormenta realmente grande.
Una vez llego frente a la puerta de Azul, se detuvo y miró el número. Posteriormente llamó a la puerta. Azul se encontraba totalmente fuera de sí. ¿Quién llamaba a su puerta?¿Por qué todo esto le pasaba a él?¿No podía simplemente tener un día normal, con su rutina?. No se lo pensó dos veces y se alejó de la puerta. Al no obtener respuesta, el desconocido se puso a golpear la puerta. Seguramente en un abrir y cerrar de ojos la puerta estaría en el suelo, así que Azul reaccionó lo más rápido que pudo, salió por la ventana abierta del cuarto de baño guardándose la pistola, y se quedó en el Alféizar.
Por suerte, era lo suficientemente ancho como para poder mantenerse en pie. Por desgracia, era lo suficientemente estrecho como para que al más mínimo error se precipitase al vacío, y eso es algo que con la molesta lluvia no ayudaba. Así pues, se armo de valor y trató de avanzar hasta la esquina del edificio, si llegaba, podría sentarse en el borde. Cuando apenas llevaba medio metro tropezó por primera vez. Callo de costado mirando hacia el borde, y agarró el bebé con todas sus fuerzas para que no se cayera al vacío.
El desconocido tiró la puerta y entró en la casa. Por lo que podía oír Azul, estaba abriendo todo tipo de armarios y recorriéndose la casa. Tal vez buscaba a algo, o a alguien… Por suerte para Azul, no se dio cuenta de que la ventana estaba abierta, y abandonó el lugar antes de descubrirle.
Al incorporarse, tropezó por segunda vez. Esta vez se quedo sentado pegado con la espalda a la pared. De nuevo agarró al bebé lo suficiente como para que no sucediera ninguna tragedia, pero cuando le miró, se dio cuenta de que un pequeño paquetito se había caído de las mantas que cubrían al bebé. Al caer al suelo no pareció romperse. Azul entró empapado en el cuarto de baño. Dejó el bebé y miró por la ventana. Justo en ese momento, el desconocido de la gabardina y el sombrero lo recogía del suelo. Azul vio como se montaba en un coche rojo antes de irse. En ese momento, se dio cuenta de que realmente no tenía ninguna garantía de a dónde iba a llegar con el bebé.
domingo, 20 de julio de 2014
Cap. 6: El protector
-Y
ahora escucha con atención, no cuelgues, no llames la atención, no
avises a los medios y mucho menos ni se te ocurra avisar a las
autoridades. Como has podido ver, el pequeño Víctor se encuentra
bajo tu poder, te preguntaras que hace allí, porque tú, pero
tranquilo, todo a su debido tiempo, poco a poco iras encontrado las
respuestas a todas tus preguntas.
-Pero...
-Shhh!!
escucha!!
La
grave voz del señor Rojo paralizó a Azul en su intento en vano de
buscar alguna respuesta.
-Si
has seguido tu rutina diaria abras leído que se trata de un
secuestro, probablemente pensaras que se va a pedir una recompensa ya
que su valor es incalculable o que se trate de un ajuste de cuentas,
pero no es así.
El
pequeño Rouge tiene algo mas valioso que su herencia. Víctor puede
cambiar el rumbo de la historia, este niño puede cambiar el mundo
tal y como lo conocemos si cae en las manos equivocadas. Es muy
importante que entiendas esto.
En el cajón de la mesita donde esta apoyado el teléfono encontraras quien
eres, pues a partir de este momento Azul ha dejado de existir, la
vida tal y como la conocías jamas volverá a ser igual. Abre el
cajón y comienza tu nueva vida, el mundo depende de ti y no tienes
mucho tiempo.
-Pero...
¿quien eres?... ¿Hola?... ¿Señor Rojo?...
Azul
no obtuvo respuesta alguna. Solo se podía escuchar la tormenta y los
llantos del pequeño bebé asustado por los relámpagos que
iluminaban brevemente la habitación.
-Esto
tiene que ser una pesadilla, no me puede estar pasando esto.
Azul
exhausto por la llamada que acababa de recibir se dispuso a abrir el
cajón donde el siempre guardaba, alguna pila, relojes que ya no
usaba, papeles sin valor alguno y demás cosas sin importancia. Su
sorpresa fue mayor al ver lo que había en su interior.
Una
nueva documentación con su nueva identidad, las llaves de un
Chevrolet Camaro, un teléfono móvil, una nueve milímetros y unas
instrucciones con sus próximos movimientos.
Antes
de que Azul pudiera asimilar la situación un estruendo se escuchó
en el rellano del edificio, alguien subía las escaleras a toda
prisa.
jueves, 17 de julio de 2014
Cap. 5: El señor Rojo
Durante el breve pero intenso momento de tiempo en el que Azul
fue desde la cocina hasta el teléfono de la salita de estar se le pasaron por
la cabeza múltiples opciones. ¿Lo cojo? ¿No lo cojo? ¿Debería de llamar a
la policía? Quizás esto sea una broma de mal gusto de algún amigo. No, no tengo
amigos bromistas. ¿Estaré soñando? ¡Ay! No, duele. Está bien, está bien… Lo
cojo.
-¿Si? ¿Quién es?
-Buenos días, ¿hablo con el señor Azul?
-Así es.
-Buenos días señor Azul, soy el señor Rojo.
-Eh… Buenos días señor Rojo, ¿en qué puedo ayudarle?
-Verá, me gustaría contratar un niñero, aunque se trata de
una situación algo especial.
Un escalofrío recorrió la espalda de Azul y un sudor frío
comenzó a adueñarse de todo su cuerpo. Se hizo el silencio, a excepción de la
burlesca respiración que se dejaba escuchar al otro lado de la línea
telefónica. Parecía que Azul trataba de articular alguna palabra, pero tras
varios intentos se decidió a tragar saliva primero.
-¿Disculpe?
-Disculpo.
La idea de la broma volvió a surgir en la cabeza de Azul, y
recorrió rápidamente todas las bromas que habían gastado todos sus conocidos a
lo largo de toda su vida conocida. Ninguna.
Azul respiró hondo, aun podía tratarse de una equivocación.
Una simple equivocación. ¡Pero si justo
llaman cuando tengo un crío en mi casa!
-Lo lamento señor Rojo, pero ha debido de equivocarse, no…
-Tenga cuidado señor Azul –le cortó la burlesca voz surgida
del teléfono –. No sabe usted con quien esta tratando.
viernes, 11 de julio de 2014
Cap. 4:Planes e Imprevistos
¡Este crío es un Rouge! exclamó Azul al ver al bebé. Tenía en la frente
la inconfundible marca familiar del clan financiero Rouge: la forma de un
puente, encima del ojo izquierdo. Había leído en el periódico que el día de
antes había sido secuestrado el pequeño Víctor, futuro heredero de la Familia. ¿Cómo
había ido a parar ahí? ¿Por qué había
sido llevado a su piso?
La criatura se
puso a gritar de nuevo, con enfado.
Oh, no, no, no te pongas a llorar ahora. ¿Qué es
lo que te pasa, tienes hambre? ¿No has desayunado?
Azul no se atrevía
a tocar al bebe. No era solo que nunca antes había cuidado de un pequeño como Víctor
(le parecían engañosos y complicados). Realmente, el problema era que
probablemente había sido secuestrado. Por
una parte, el crío vale una fortuna, razonó Azul. Cualquier cosa que le pase…la habremos liado. Por otra parte, alguien
ha entrado en mi piso sin activar las alarmas y habiéndome dejado este “paquetito”.
Y por otra parte… ¡Dios, este crio apesta!
Y es que Azul,
como soltero que era, no tenía ni pañales ni biberones ni nada por el estilo es
su piso. Lo primero será conseguir algo
para el bebé. No lo quiero apestando mi piso. No podré ir al trabajo, eso es lo
malo. Después, llamaré a sus padres.
Llevó a Víctor al
cuarto de baño, y se puso a limpiar al niño como buenamente pudo. Como no tenía
nada mejor que ponerle, improvisó un pañal con papel higiénico. Abrió la
ventana del cuarto de baño para airearlo, y vio un relámpago lejano. Llevando
al niño en brazos, se fue a la cocina para prepararle algo de comer al pequeño,
y entonces oyó el trueno. Sorprendentemente fuerte, dada la distancia.
Entonces Azul se
detuvo un instante a pensar. Podría llamar
a los Rouge, y decirles que su hijo lo tengo yo. ¿Pero entonces que pasaría? ¿Creerían
que soy el secuestrador?
Y entonces se le ocurrió
una idea que lo aterrorizó. Si me hago
pasar por secuestrador… ¿les pediría un rescate?
No tuvo que esperar. Alguien llamaba a su teléfono.
martes, 8 de julio de 2014
Cap.3: "La Marca"
Azul se dirigió con cautela hacia la
fuente de los lloros, la sala de estar, pero mientras iba recorriendo
el largo pasillo que le llevaba a su destino, se percató de que la
casa no estaba como la había dejado al salir, ya que la puerta de
acceso a la sala de estar se encontraba abierta.
Recorrió intrigado el tramo de pasillo
que le faltaba y fue en el momento de atravesar la puerta cuando
percibió una sombra deslizándose ágilmente hacia su habitación.
Se armó con el paraguas creyéndose así más seguro y sin demora
corrió hacia la habitación para descubir de una vez por todas lo
que estaba ocurriendo en este día tan extraño. Al entrar en el
dormitorio no pudo reprimir un grito de terror, pues la escena que
presenció fue cuanto menos aterradora. Un fuerte relámpago iluminó
súbitamente toda la sala al tiempo que se apagaban las luces de la
casa, de fondo resonaba el rugir de la tormenta y a través la
ventana, que se encontraba abierta de par en par, la lluvia invadía
cada recoveco de la pequeña sala. Pero lo que más le impactó de la
escena fue un pequeño bulto en la cama de donde procedían los
sollozos que había estado escuchando desde que abandonó la casa.
Aprovechando la tenue luz que entraba
por la ventana siguió inspeccionando la habitación para identificar
algo más sospechoso, pero todo estaba como debiera, escepto la
cama...
Azul se precipitó a asomarse por la
ventana para ver si alguien había accedido a su casa a través de
ella mas nada a excepción de una intensa lluvia pudo distinguir en
el oscuro día, así que procedió a cerrar la dichosa ventana y ver
lo que se esondía en su cama. Descubrió súbitamente la colcha de
la cama y maldijo su suerte al encontrar un bebé llorando con una
espeluznante marca en la frente, una marca que le resultaba familiar,
una marca que había visto en el periódico de este mismo día...
jueves, 3 de julio de 2014
Cap. 2: "Irregularidades"
Antes que nada, quiero agradecer que se me haya tenido en cuenta para participar en este proyecto que tan interesante pinta. Confío en estar a la altura y que lo pasemos todos muy bien. Dicho esto, aquí va mi primera contribución. Espero que os guste.
viernes, 27 de junio de 2014
Comienza la historia
Con el blog ya algo más amueblado y con autores confirmando su asistencia (y otros que todavía están por llegar) ya va siendo hora de comenzar nuestro experimento. Así que, sin más preámbulos, comienza el Plan C
--------------
El despertador estaba sonando a la misma hora que lo
hacía todos los días. Medio dormido, contó hasta veintitrés y se incorporó, ya
que hacía lo mismo todas las mañanas. Solo con verle no cabía duda de que Azul
(tal era su nombre, y si alguna vez había tenido otro no lo usaba) era un
hombre de costumbres. Con las piernas colgando del borde de la cama miró
alrededor para comprobar que todo en su habitación seguía como lo había dejado.
A lo largo de los años que había vivido allí nunca había cambiado nada de sitio
mientras no miraba, pero conviene ser precavido. Una vez desperezado se
preparó una jarra de café, de la que solo bebería unos sorbos, y abrió el
periódico que le habían dejado la tarde anterior. No es que le interesase mucho
lo que dijera, ya que venían a ser las mismas noticias de siempre, pero todas
las mañanas leía ese periódico con su desayuno y hoy no iba a ser la
excepción. Pasados ocho minutos, cinco titulares y cuatros sorbos se
levantó de su silla y se dispuso a vestirse. Enseguida estaba mirándose al espejo y comprobando que
todo estaba bien puesto: su traje negro, su corbata gris y el pequeño pin de
una cadena de restaurantes que le habían regalado hacía setenta y una semanas.
Una vez hubo hecho todo esto y algún ritual matutino más, Azul estaba listo
para salir de casa. Lo que no sabía era que, una vez abriese la puerta, el día
iba a cambiar completamente...
jueves, 26 de junio de 2014
La maquinaria del Plan C
Después de una bienvenida tan poética, toca comentar un tema del que nadie le gusta saber nada: las reglas. No hay que asustarse, ya que realmente esto va a ser una breve explicación sobre cómo va a funcionar este experimento a partir de ahora. Espero que funcione bien de esta forma, pero en cualquier caso se puede cambiar en futuras versiones. Así que, sin más preámbulo, las reglas del Plan C:
1) Regla del tiempo: Una vez publicada la continuación de la historia, se mandará un mensaje a la persona que debe escribir la siguiente entrada. A partir de entonces tendrá un máximo de una semana para publicar su siguiente parte.
2) Regla de la coherencia: Al escribir tu parte de la historia en curso, hay que mantener coherencia con todo lo que se ha escrito anteriormente.
3) Regla de los números: Cada entrada en la historia debe ser de entre 100 y 400 palabras. Cada entrada debe contener al menos un avance en la historia.
Espero que con esto más o menos nos entendamos entre todos. De todas formas, esta semana publicaré alguna línea más sobre este tema, además del comienzo de la historia este fin de semana.
2) Regla de la coherencia: Al escribir tu parte de la historia en curso, hay que mantener coherencia con todo lo que se ha escrito anteriormente.
3) Regla de los números: Cada entrada en la historia debe ser de entre 100 y 400 palabras. Cada entrada debe contener al menos un avance en la historia.
Espero que con esto más o menos nos entendamos entre todos. De todas formas, esta semana publicaré alguna línea más sobre este tema, además del comienzo de la historia este fin de semana.
miércoles, 25 de junio de 2014
Bienvenidos al Plan C
Según lo que interese defender en el momento en el que se dice, se puede definir al ser humano de muchas formas. Habrá quien diga que lo que nos diferencia del resto de la realidad es que somos capaces de razonar, de imaginar o de mentir. Hoy voy a afirmar que lo que nos hace humanos es la capacidad de contar historias. Puede que no sea un criterio exacto ni justo, pero el caso es que así son las historias. Un cuento no tiene por qué ajustarse a la realidad, ni siquiera ser lógico, pero esto no quita que toda historia esconde al mismo tiempo una verdad.
Creo que es bastante seguro decir que todos nosotros hemos jugado en algún momento de nuestra vida a la historia colectiva. Aunque puede tener muchos nombres distintos, al final se basa en una idea muy simple: alguien empieza una historia, que deja con un final abierto para que otra persona la continúe por donde quiera. Así comienza una aventura, en la que regalas algo nuevo a un público que no sabes qué hará con las ideas que has plantado, pero que seguro que volverá de una forma inesperada a ti.
Con esto en mente, se ha creado el Plan C. Bienvenidos al experimento.
A lo largo de esta semana iré ajustando esta página para adaptarse lo mejor posible al proyecto y dejar algunas normas para que esto vaya avanzando de forma orgánica. Por último, colocaré una entrada que será el comienzo de nuestra historia: el plan C.
Creo que es bastante seguro decir que todos nosotros hemos jugado en algún momento de nuestra vida a la historia colectiva. Aunque puede tener muchos nombres distintos, al final se basa en una idea muy simple: alguien empieza una historia, que deja con un final abierto para que otra persona la continúe por donde quiera. Así comienza una aventura, en la que regalas algo nuevo a un público que no sabes qué hará con las ideas que has plantado, pero que seguro que volverá de una forma inesperada a ti.
Con esto en mente, se ha creado el Plan C. Bienvenidos al experimento.
A lo largo de esta semana iré ajustando esta página para adaptarse lo mejor posible al proyecto y dejar algunas normas para que esto vaya avanzando de forma orgánica. Por último, colocaré una entrada que será el comienzo de nuestra historia: el plan C.
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