El sargento Calhoun, de
la policía metropolitana, era un hombre que había conseguido todo lo que se
había propuesto en la vida mediante la sencilla premisa de no hacer preguntas.
Aunque esto parecería contrario a su profesión, lo cierto era que no convenía
molestar a ciertas personas en aquella
ciudad. Por esta razón se le daban a él los casos que se debían resolver
rápidamente, lo que le había hecho ascender hasta su actual posición de sargento.
El problema que tenía Calhoun en este momento era que no paraban de asediarle
la cabeza preguntas sobre el señor Azul ¿Por qué había encontrado una pistola perfectamente
a la vista en su piso? ¿Qué le había hecho salir por la ventana, sabiendo que
sus vecinos le verían y llamarían a la policía? ¿Por qué, según testigos, había
vuelto a entrar a los pocos segundos para luego volver a irse precipitadamente?...
Todo esto y más había
estado atormentándole a lo largo del día. Cuando se preparaba para irse a su
casa y ver a su esposa e hijos estas preguntas no habían dejado de preocuparle,
ya que parecía que Azul estaba dispuesto a hacer alguna tontería que podría
hacer daño a alguien. Repentinamente un grupo de gente entró a la comisaría, lo
que le sacó de su ensimismamiento.
-Parece que vienen de una
buena pelea-Le comentó a un compañero suyo que traía a cuatro detenidos.
-Estos tres, que han
intentado matar a su compañero. Por lo visto son de la banda de Rouge.
-Eso no puede ser bueno…
-Y va a ser peor. Por lo
que me he podido enterar, le estaban machacando porque le han robado a Victor
Rouge.
Un escalofrío recorrió la
espalda de Calhoun cuando le vino la idea de que secuestrar a ese niño entraba
en la definición de “tontería que podría dañar a muchos”. –Hazme el favor de mantenerme informado de esto- le dijo
antes de salir de la comisaría.
La inquietud de Calhoun
no haría más que aumentar cuando, al día siguiente, una llamada anónima le
avisó de que un tal Pedro Gómez (o José García, no quedaba muy claro) había
asaltado una oficina cerca de unos estudios de grabación y que en ese momento
tropas de los Rouge le estaban tiroteando. Tras una frenética carrera hasta la
dirección que le habían dado, llegó al edificio de oficinas e inspeccionó la
zona. Efectivamente alguien había estado disparando allí, pero no había marcas
de sangre por ninguna parte. ¿Cómo sería posible que alguien sobreviviera a
esto? Un hombre menudo con dos guardaespaldas enormes salió del edificio y se
dirigió al sargento.
-Dijo que se llamaba José
García. Me pidió que le dijera que tiene al niño y que lo usará para acabar con
los Rouge.
-¿Sabe qué va a hacer con
él? ¿Cómo consiguió secuestrar al hijo del señor Rouge?
- No dijo mucho, salvo
que se lo había quitado a un hombre llamado
Azul, antes de matarle.
Después de este corto intermedio llega un muevo capítulo...¡Titulado intermedio! Espero que las cosas se vayan normalizando poco a poco estos días, pero hasta entonces la continuación de la historia del Plan C corre a cargo de RuVerMan. Tienes hasta antes del Lunes que viene para publicar.
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